Grecia: El Fantasma del Pasado de la Junta Regresa

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La Huelga de Hambre de Dimitris Koufontinas

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Escribimos desde Atenas en las mismas condiciones de confinamiento sobre las que hemos informado durante meses. A pesar de las estrictas medidas—o tal vez debido a la manera en la que el gobierno las ha combinado con políticas para promover el turismo y el consumo a pesar de la pandemia—las tasas de infección continúan aumentando. Los hospitales han alcanzado el 89 por ciento de la capacidad de las UCI para albergar casos de COVID-19.

Una cama de la UCI que no se usó para el COVID-19 está ocupada por Dimitris Koufontinas, un preso de larga duración del grupo 17 de Noviembre. Hace más de un mes, se informó que estaba en huelga de hambre, exigiendo mejores condiciones y ser trasladado a la prisión de Korydallos en Atenas para estar más cerca de su familia y amigxs. Ha estado en huelga de hambre desde entonces.

El 22 de febrero, Koufontinas pidió a lxs médicxs que le retiraran la vía intravenosa que le proporcionaba hidratación para intensificar su huelga de hambre y que fuera también de sed. Esto podría convertirlo en el primer preso político en morir de huelga de hambre en Europa desde Bobby Sands (y varios miembros más del Ejército Republicano Irlandés) en 1981. El 23 de febrero, la fiscalía aprobó la alimentación forzosa de Dimitris en contra de su voluntad.

Mientras tanto, el gobierno de Nueva Democracia continúa utilizando la pandemia para implementar políticas de extrema derecha y atacar a lxs oponentes. Detrás de las gentiles maneras con las que buscan presentarse como el nuevo centro político, el fantasma de la junta militar que gobernó Grecia de 1967 a 1974 ha regresado para atormentar al país. Quienes gobiernan Grecia hoy en día descienden directamente —algunxs por sangre y por linaje político— de lxs griegxs que cooperaron con lxs nazis para deportar a lxs judíxs de Salónica y luchar contra lxs partidarixs del Peloponeso y Pelión. Son lxs equivalentes modernxs de quienes colaboraron con el ejército estadounidense contra las guerrillas comunistas, utilizando napalm para destruir los bosques del norte de Grecia.1

Nueva Democracia fue el primer partido político que siguió a la Junta de los setenta. Han estado en el poder muchas veces. El partido que esta vez les precedió en el poder, Syriza, traicionó dramáticamente las esperanzas puestas en él. Como consecuencia, Nueva Democracia ganó el control mayoritario del parlamento, colocando a la sociedad griega completamente a merced de un solo partido. Su campaña se basó en prometer a sus bases de derechas que se vengarían de la izquierda, lxs anarquistas, los grupos revolucionarios, lxs prisionerxs, lxs refugiadxs y otrxs objetivos del odio reaccionario. Cuando llegaron al poder, inauguraron una nueva era de vigilancia y represión que incluía nueva tecnología, leyes antiterroristas, castigo judicial al estilo estadounidense, investigaciones y vigilancia policial de “calidad de vida”, y un aumento sin precedentes del estado policial y financiación militar. Esto dejó a muchxs en estado de shock.

Sin embargo, sorprendentemente, a pesar de enfrentarse a todos estos desafíos, el movimiento sigue siendo vibrante y visible. La gente sigue luchando contra viento y marea. Frente a esta junta postmoderna, extendemos nuestro amor a todxs lxs demás en todo el mundo que se enfrentan a la misma reestructuración neoliberal y la misma violencia fascista.

“Una vez los coroneles militares—ahora son lxs banquerxs—abajo con la junta”.

Dimitris Koufontinas

Dimitris Koufontinas simplemente exige que lo trasladen al sótano de la prisión de Korydallos en Atenas, donde pasó 16 años. Quiere estar más cerca de su familia y equipo legal. Su demanda está completamente dentro de sus derechos legales (4760/2020, artículo 3).

Koufontinas es miembro acusado de la Organización Revolucionaria 17 de noviembre (N17), grupo armado que empleó tácticas de guerrilla urbana entre 1975 y 2002. El N17 surgió como respuesta a los asesinatos perpetrados por la Junta, tomando su nombre de la fecha del 17 de noviembre, 1973, cuando fuerzas del estado asaltaron con un tanque la puerta de la Universidad Politécnica en el barrio de Exarchia y asesinaron a 24 personas, entre ellas tres adolescentes y un niño de cinco años. Cuando el grupo se disolvió, Koufontinas se entregó voluntariamente y fue sentenciado a cadena perpetua.

Mientras que los libros de historia y lxs descendientes de sus adversarixs políticxs2 lxs consideran terroristas, el N17 tuvo bastante apoyo popular en Grecia a lo largo de su existencia. Por ejemplo, muchas personas acogieron con satisfacción el asesinato de Evangelos Mallios, un policía especializado en torturas bajo el mandato de la junta, tras la caída de la dictadura militar.

Es cierto que Koufontinas es responsable de la muerte de varias personas, incluidxs empresarixs, personal militar nacional y extranjero, fascistas y policías. Pero estas muertes se produjeron en medio de una lucha campal en la que murieron muchas personas de ambos bandos, en la que el Estado empleó la gran mayoría de la fuerza violenta. Muchas más personas de las que nunca murieron a manos de Koufontinas, sufren y mueren hoy como consecuencia de las políticas xenófobas del régimen actual. Nueva Democracia pretende sentar un precedente al dejarlo morir mientras se niega a otorgarle sus derechos legales—precedente que seguramente se extenderá a otrxs, ya sea que compartan sus ideas políticas o no. Por estas razones, si bien hay mucho que decir sobre ética, estrategia y táctica, lo más urgente es identificar las implicaciones de lo que el gobierno está haciendo y movilizar la solidaridad internacional.

El gobierno griego tiene como objetivo dejar morir a Koufontinas en lugar de respetar los derechos que está legalmente obligado a otorgarle. Lo hacen, en parte, para ajustar cuentas personales, ya que el N17 mató a un pariente del primer ministro. También quieren enviar el mensaje de que la era de la resistencia armada en Grecia ha terminado y Koufontinas será su última cara. El 23 de febrero, Sofia Nikolaou, Ministra de Prisiones—que, a pesar de que el COVID-19 está descontrolado en las cárceles griegas, ha utilizado nuevos fondos del estado para inflar los sueldos de lxs agentes penitenciarixs en lugar de proporcionar equipos de protección a lxs prisionerxs—declaró que Koufontinas está haciendo el papel de víctima, cuando las verdaderas víctimas son aquellxs a lxs que asesinó. Esto indica que la decisión de negarle a Koufontinas sus derechos es un acto simbólico calculado, destinado a transmitir que todxs lxs presxs políticxs pueden esperar el mismo trato— siempre que sean adversarixs del partido reinante. Una de las primeras cosas que hizo el gobierno de Nueva Democracia al asumir el cargo, fue liberar al policía que mató a Alexis Grigoropolous, aprobando tácitamente el asesinato de un anarquista de 15 años.

No es ningún secreto que el gobierno de Nueva Democracia está disfrutando de este momento. Básicamente, están torturando a un hombre al que no le queda nada más que sacrificar que su propia vida, con la esperanza de que lo haga. Es probable que los medios vean su muerte como una oportunidad para desviar la atención de los titulares sobre un aliado de Nueva Democracia que ha sido arrestado con cargos de pedofilia y sobre los fracasos de la gestión del estado del COVID-19. Facebook también ha eliminado publicaciones con hashtags que se refieren a Koufontinas.

La policía ha atacado repetidamente manifestaciones en solidaridad con Koufontinas, utilizando una violencia extrema. La semana pasada, cuando lxs manifestantes ocuparon el ministerio de salud en solidaridad con Koufontinas, la policía arrestó a casi todxs lxs participantes—lxs pocxs que lograron escapar lo hicieron con gran riesgo para ellxs mismxs. Ayer, en cuestión de minutos dispararon a corta distancia un cañón de agua contra un pequeño grupo que llevaba una pancarta, simplemente por reunirse y comenzar a corear consignas.

Pero solo el tiempo dirá cuáles serán los efectos a largo plazo de este momento. A pesar del toque de queda, las acciones de solidaridad se han producido todas las noches, incluidos ataques incendiarios contra instalaciones policiales y acciones de pintura contra las oficinas de periodistas de derechas.

Tras las rejas, varixs presxs políticxs realizan una huelga de hambre en solidaridad con Koufontinas. El coraje demostrado por quienes se niegan a dejar pasar su muerte muestra a otrxs participantes de luchas sociales, que no importa lo que hagan las autoridades, nadie será olvidado. Por ello, queremos humildemente reconocer y destacar nuestro respeto por todxs lxs que se han movilizado.

En los últimos años, Koufontinas ha expresado más interés en el movimiento anarquista a medida que sus homólogxs de izquierda se han distanciado de él. Si el anarquismo hubiera sido la perspectiva política dominante de su generación, el grupo N17, que practicó el ilegalismo y se negó a depender del teatro estatal de la democracia parlamentaria, podría haber adoptado una posición política diferente. El previamente prisionero político y luchador liberacionista negro convertido en anarquista Ojore Lutalo dijo: “Cualquier movimiento que no apoye a sus internadxs políticxs es un movimiento falso”. Independientemente de la perspectiva política de Koufontinas, quienes mantienen su integridad tras las rejas merecen solidaridad.

Koufontinas tiene 63 años. Hay pocas esperanzas de que sobreviva incluso si el gobierno accede a sus demandas, ya que ya sufre los efectos a largo plazo de las anteriores huelgas de hambre realizadas durante su encarcelamiento. No puede esperar misericordia de este sistema—y, de hecho, esto se extiende a todxs nosotrxs. La solidaridad es nuestra única esperanza en tales situaciones. Por eso, independientemente de cómo termine su huelga de hambre, su voluntad de luchar contra viento y marea debe pervivir en nuestras propias luchas.

Concluimos con un poema de Yannis Ritsos, guerrillero comunista que luchó contra lxs nazis, contra el gobierno de derechas respaldado por Estados Unidos en la guerra civil griega y contra la Junta de los años setenta, y que también fue encarcelado repetidamente. Cuando Koufontinas comenzó la huelga de sed, hizo publicar este poema en su página oficial.

Epílogo - Yannis Ritsos

Acordaos de mí, dijo. He andado miles de kilómetros
sin pan, sin agua, sobre piedras y espinas,
para traeros pan y agua y rosas. La belleza
jamás la he traicionado. Todos mis bienes los he repartido de modo equitativo.
Ni una parte he conservado yo. Paupérrimo. Con un lirio del campo he iluminado
nuestras noches más duras. Acordaos de mí.
Y perdonadme esta tristeza última: Querría
una vez más segar con la pequeña hoz de la luna
una espiga madura; quedarme en el umbral, mirar
y masticar grano a grano el trigo con mis dientes delanteros
admirando y bendiciendo este mundo que dejo,
admirando también Aquél que sube la ladera en el crepúsculo
dorado. Miradlo:
En su manga izquierda tiene un remiendo cuadrado y purpúreo. Esto
no se distingue con mucha claridad. Ante todo, quería mostraros esto.
Y quizás por esto, sobre todo, merecería que os acordarais de mí.

Luchas Estudiantiles

En Grecia, como en Chile, como resultado de asaltos militares a los campus, se promulgó una ley que designaba a las universidades como zonas de asilo a las que la policía tenía prohibido entrar. El régimen de Nueva Democracia ha abolido la ley de asilo, permitiendo que la policía entre en los campus sin preocuparse por la violencia que la policía ha infligido históricamente en las universidades. Esta decisión ha provocado multitudinarias manifestaciones estudiantiles en todo el país. Además, la nueva política introduce medidas de privatización adicionales dirigidas a las instituciones educativas con el fin de devolver las deudas a la Unión Europea y “modernizar” Grecia de acuerdo con las visiones de la élite adinerada, que desea emular el norte de Europa o lo que imaginan que es “América”.

El proyecto de ley llegó al parlamento casi al mismo tiempo que el gobierno se vio obligado a abandonar un intento de censurar las letras de las canciones—legislación similar a la española que justificó el arresto de Pablo Hasel, y que hizo estallar los disturbios en Barcelona la semana pasada. Debido a la reacción de lxs liberales y la oposición en las calles de una fuerte comunidad hip-hop, la ley no fue aprobada—pero presagia mayores políticas de represión por venir.

Todo esto está ocurriendo mientras las universidades permanecen cerradas, mientras el régimen intenta dar forma a una Grecia postpandémica. Las manifestaciones en las calles y los intentos de lxs estudiantes de ocupar las escuelas se han enfrentado con una brutalidad despiadada. Lxs estudiantes y manifestantes han sido golpeadxs y detenidxs al azar. Muchxs terminan en hospitales insuficientemente financiados; en algunos casos, la policía no ha arrestado a las víctimas de sus ataques únicamente preocupadxs porque pudieran morir a causa de sus heridas, señalando a lxs agentes que lxs arrestaron como responsables.

A pesar de toda esta violencia y el riesgo de multas y encarcelamiento por realizar asambleas durante el confinamiento, lxs estudiantes y sus simpatizantes continúan reuniéndose y haciendo presión. La policía y los medios afirman que estas manifestaciones están ayudando a propagar el virus, pero muchxs participantes intentan distanciarse socialmente y todxs usan mascarillas. Tal afirmación parece hipócrita, en el mejor de los casos, cuando el transporte público permanece abarrotado, es difícil para muchas personas acceder a desinfectantes para manos o equipos de protección personal, y los presupuestos de los hospitales se han recortado repetidamente. Peor aún, la policía está comenzando a usar tácticas de encapsulamiento al estilo estadounidense para atrapar a lxs manifestantes en un espacio pequeño, lo que aumenta drásticamente el riesgo de propagar el virus. Videos de brutalidad policial ilustran la represión que ya vive el movimiento; también muestran lo que lxs jóvenes pueden esperar encontrarse en los campus cuando reabran.

Es importante enfatizar que la política de asilo universitario se introdujo en respuesta a que la junta militar atacara y asesinara a tanta gente en las universidades en la década de 1970. Los años de autonomía universitaria representaron una hermosa manifestación de autodeterminación juvenil en este país. Además de que nuestros movimientos se han refugiado en las universidades para realizar asambleas y recaudar fondos, el período de autonomía universitaria fue notable porque mostró cuánto más pacíficos pueden ser estos campus sin la presencia policial.

Los grandes festivales que a menudo tenían lugar en las universidades durante los años de asilo, y el hecho de que las universidades funcionaban bien sin policía, en comparación con muchos campus de Estados Unidos, proporcionan la evidencia de que la policía es simplemente innecesaria. En Estados Unidos, donde hay fuerzas policiales solo para universidades, hay, sin embargo, innumerables casos de violaciones, tiroteos masivos y otras tragedias. También pueden suceder cosas malas en Grecia, incluso sin la policía. Pero imagínense fiestas semanales en los campus universitarios, en las que participen cinco mil personas o más, sin ninguna supervisión de las autoridades, sin ninguna de las catástrofes de las que solemos leer que ocurren en Estados Unidos. Así como el programa DARE y la promoción de la abstinencia sexual en Estados Unidos posiblemente contribuyeron al uso rebelde de drogas y prácticas sexuales inseguras, podría ser que aquellxs que se cree que están manteniendo la paz, en realidad están instigando lo que supuestamente van a proteger.

Muchxs de lxs jóvenes aquí nunca han dado por sentada la libertad. Independientemente de los deseos de esta administración, pasarán años antes de que la policía se normalice en los campus griegos—si es que alguna vez lo hace. Expresamos humildemente nuestro respeto por la valentía que lxs estudiantes han demostrado en las calles, nuestra esperanza de que aquellxs que han sido brutalizadxs puedan sanar y nuestra solidaridad con aquellxs que se enfrentan a importantes cargos y multas por participar en los disturbios. Que esta lucha continúe y que la policía experimente la hostilidad que se merece cada vez que ponga un pie en los campus cuando vuelvan a abrir.

Inmigrantes

El caos climático está creando condiciones difíciles para lxs refugiadxs que se encuentran en campamentos de todo el país. Una tormenta de nieve surrealista y nunca antes vista azotó recientemente a Grecia, otro golpe que intensificó las horribles condiciones de vida a las que se enfrentan tantxs refugiadxs que esperan asilo en este país. Al mismo tiempo, las políticas xenófobas amenazan a lxs migrantes e incluso a quienes lxs apoyan. Por ejemplo, una ley creada para desalentar el apoyo a lxs refugiadxs, que mencionamos en un informe el verano pasado, provocó el despido de un compañero, justificado por un cargo de disturbios en 2010.

Esta es solo una de las muchas leyes destinadas a disuadir los esfuerzos de solidaridad, aterrorizar a lxs refugiadxs que ya están desesperadxs e intensificar la burocracia a la que el nuevo régimen está sometiendo a refugiadxs y migrantes en todo el país. Sólo podemos esperar que la crisis de refugiadxs se intensifique en la crisis económica posterior a la pandemia

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  1. El ejército estadounidense experimentó con el napalm en Grecia durante la guerra civil de 1946-49, usándolo para quemar a las guerrillas antifascistas y comunistas que rechazaron el gobierno de derechas que llegó al poder después de la Segunda Guerra Mundial respaldado por Estados Unidos. 

  2. El hecho de que el actual primer ministro esté relacionado con una persona que N17 mató hace más de treinta años, es indicativo de la larga duración de la dinastía que sigue ostentando el poder en el núcleo del Estado griego. Aunque la junta cayó oficialmente hace casi 50 años, su legado continúa.