«El que se le escapó al Estado»: Karl Garside, liberador de animales, 1966-2025

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Una vida vivida libremente en desafío

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Desde sabotear cacerías y mataderos hasta denunciar la crueldad mediante investigaciones encubiertas, Karl Garside fue uno de los militantes más prolíficos del Frente de Liberación Animal en Gran Bretaña, dedicando más de 40 años a la lucha por la liberación total.


Una de las llamas más brillantes del movimiento por los derechos de los animales en Gran Bretaña se ha apagado. Karl Garside, militante del Frente de Liberación Animal (ALF), saboteador de cacerías e investigador, ha fallecido a los 59 años a causa de una enfermedad cardíaca. Durante más de cuatro décadas en primera línea de la lucha por la liberación animal, Karl llevó a cabo sin miedo acciones directas para poner fin al maltrato animal. A lo largo de esos años de acción, participó en más acciones reivindicadas por el ALF que cualquier otra persona, lo que le convierte en el activista más prolífico del ALF en Gran Bretaña.

Karl nació en Birkenhead en marzo de 1966. A mediados de la década de 1970, su familia se instaló en Altrincham, en el Gran Mánchester. En 1983, a los 17 años, se lanzó a la lucha por la liberación animal, se hizo vegano y faltó a clase en el Trafford College para interrumpir la carrera de caballos Grand National invadiendo el hipódromo. Ese mismo año llevó a cabo su primera acción del ALF en Mister Monty Furs (Pieles Señor Monyy), rompiendo ventanas y volviendo a casa en bicicleta con un pasamontañas. Se convirtió en miembro de la Liga de Liberación Animal del Norte (NALL), donde rápidamente alcanzó notoriedad.

Al año siguiente, Karl realizó un reconocimiento encubierto en los laboratorios de Imperial Chemical Industries (ICI) en Alderley Edge, vistiendo un traje y fingiendo asistir a una entrevista de trabajo antes de una importante acción. En abril de ese año, participó en una acción masiva de la NALL, en la que aproximadamente 300 activistas irrumpieron y ocuparon los laboratorios de la ICI.

Ese año, Karl también se convirtió en miembro activo de Manchester Hunt Saboteurs (Sabotedoras de Caza de Manchester), que tenía como objetivo principal la caza de Holcombe. La oposición a la caza del zorro se convirtió en una de las mayores pasiones de Karl, que dedicó gran parte de su vida a enfrentarse directamente a las cacerías. Fue fundamental en la creación del Hunt Retribution Squad (HRS), que advirtió a la Holcombe Hunt, frecuentemente violenta, de que cualquier daño causado a los saboteadores provocaría una represalia directa.

En agosto de 1984, fue uno de las 200 activistas que participaron en la incursión de la Eastern Animal Liberation League en los laboratorios de investigación de Unilever en Bedford, donde se realizaban experimentos con animales, mientras se llevaba a cabo una manifestación en la entrada. Karl fue una de las 25 personas condenadas por conspiración para cometer un robo, con penas combinadas que sumaban un total de 41 años. Cumplió ocho meses de prisión por su participación en la redada, pero esto no lo disuadió.

Mientras esperaba el juicio, Karl participó en ataques coordinados del ALF contra la tienda House of Fraser en Altrincham, rompiendo 22 ventanas de cristal durante la noche con martillos de bola para llamar la atención y perturbar la venta de pieles de la cadena. Karl y su entonces pareja fueron liberados de prisión justo después de Navidad en 1986. Al año siguiente celebraron el fin de su libertad condicional ayudando a desmantelar un monumento que unos saboteadores locales habían robado de Wemmergill Moor, una famosa finca dedicada a la caza del urogallo. Tras grabar «Hunt Retribution Squad» (Escuadrón de venganza contra la caza) en el monumento, lo llevaron directamente a la sede de la Asociación Británica de Caza y Conservación, donde cerraron las puertas con candados de bicicleta. Karl insistió en que la estatua se volviera a colocar en un lugar destacado fuera de la entrada, en protesta contra la caza del urogallo.

Karl (izquierda) en la portada de otoño de 1992 de HOWL, saboteando una caza de urogallos.

Karl se convirtió rápidamente en una figura clave en la organización de acciones nacionales contra las cacerías famosas por su crueldad. Coordinó importantes acciones contra la cacería de Beaufort tras el infame incidente de la exhumación y ayudó a establecer las «semanas de montaña» anuales de Cumbria junto con su amigo y compañero saboteador de cacerías Dave Callender. Se trataba de operaciones de una semana de duración en marzo, cuando muchas cacerías ya habían terminado la temporada, que interrumpían cada día una manada diferente en el duro terreno montañoso. Hasta 100 activistas del norte y de Midlands se reunían bajo un mismo techo y trabajaban codo con codo durante seis días de sabotaje implacable.

Karl también desempeñó un papel clave en las acciones nacionales contra la carrera de liebres de Altcar y los Quantock Staghounds. Después de la semana de caza, a lo largo de los años noventa, él y otros mantuvieron la presión atacando una cacería diferente que aún se celebraba los sábados a finales de la temporada. El enfoque era sencillo: tolerancia cero con las tonterías. Si los cazadores se enfadaban, se lo devolvían, y Karl se aseguraba de ello. Los terriermen que pensaban que podían salirse con la suya con la violencia pronto aprendieron lo contrario. Muchas reuniones de los sábados de finales de temporada, en marzo y abril, degeneraron en batallas campales que ni siquiera las autoridades pudieron controlar.

Karl (izquierda) y Dave Callender (derecha), alejando a la jauría de una cacería en Blencathra durante una semana de caza.

Es famoso el hecho de que, la noche en que nació su hija, mientras otros padres primerizos llamaban a sus familiares desde el teléfono público del hospital, Karl estaba ocupado utilizándolo para coordinar una acción de sabotaje de la caza para la mañana siguiente. Después de dejar Manchester, siguió profundamente comprometido, participando en varias ocasiones en acciones de sabotaje con grupos de Aberystwyth, Liverpool y Sheffield. También participó en numerosas acciones de sabotaje en Surrey y en todo Gales.

El activismo de Karl evolucionó con el movimiento. Aunque era conocido por sabotear cacerías durante una época especialmente violenta, también participó en una amplia gama de acciones clandestinas, desde quemar vehículos utilizados para el transporte de animales hasta interrumpir los centros logísticos de la industria cárnica. Estas acciones tenían por objeto detener los abusos, denunciar la crueldad y aumentar el coste de la complicidad.

A partir de finales de los años ochenta, Karl se convirtió en una figura clave en las campañas del ALF, trabajando en estrecha colaboración con un pequeño círculo de activistas de confianza para llevar a cabo acciones directas contra una amplia gama de objetivos involucrados en la explotación animal. Entre ellos se encontraban empresas que suministraban personal de laboratorio, granjas dedicadas a la producción de huevos y lácteos, mataderos, mayoristas de carne y empresas relacionadas con la caza y los deportes sangrientos. En su apogeo, en los años ochenta y noventa, las oleadas de sabotaje económico que el ALF desató contra vehículos y edificios causaron daños por valor de decenas de millones de libras.

Aunque el ALF es más conocido por liberar animales, Karl se especializó en daños a la propiedad. Actuó tanto para detener el maltrato animal como para disuadir a los responsables de continuar con sus daños. En 1993, Karl se unió al cuerpo de bomberos, motivado por el deseo de adquirir las habilidades prácticas y la formación que necesitaba para convertirse en un activista más eficaz para el ALF. Su estancia en el cuerpo de bomberos no duró mucho y rápidamente volvió al activismo a tiempo completo por los derechos de los animales.

Karl (con pantalones de chándal verdes), saboteando la Royal Rock Beagles en Little Barrow, Cheshire, 1995.

La campaña Consort Beagle comenzó a finales de 1996, dirigida contra una instalación de cría cerca de Ross-on-Wye, donde se mantenían alrededor de 800 cachorros en jaulas de malla metálica para vivisección. A principios de 1997, durante una protesta con motivo de la primera huelga de hambre de Barry Horne, los y las activistas irrumpieron en las instalaciones y rescataron a diez cachorros. Más tarde, otros dieciséis fueron liberados en acciones del ALF. Karl fue uno de los que irrumpió en las instalaciones y liberó a un sabueso. La campaña se intensificó cuando cientos de activistas derribaron las vallas y abrumaron a la policía en una manifestación con motivo del Día Mundial de los Animales de Laboratorio. Tras solo diez meses de intensa presión, Consort cerró y unos 200 sabuesos fueron reubicados.

Aprovechando ese éxito, en 1997 se inició la campaña para cerrar Hillgrove Farm, en Oxfordshire, dirigida contra una rentable empresa que criaba gatos para laboratorios del Reino Unido y del extranjero. Las protestas diarias, las vigilias nocturnas y las visitas a los domicilios del personal convirtieron a Hillgrove en el centro de atención nacional del movimiento contra la vivisección. En el Día Mundial de 1998, 1500 activistas se enfrentaron a la policía y derribaron las vallas que rodeaban la granja, mientras que otros dañaron la propiedad del propietario. Karl desempeñó un papel decisivo en la campaña, que se saldó con más de 350 detenciones y 21 condenas de prisión. Tras casi dos años de presión constante, la granja cerró en agosto de 1999 y 800 gatos fueron reubicados. Sigue siendo una de las victorias más significativas en la historia de los derechos de los animales en el Reino Unido.

Tras la campaña de Hillgrove, Karl y su joven familia se trasladaron a Surrey, donde vivieron en una barcaza. El impulso continuó con la campaña para cerrar Shamrock Farm, el único importador de primates para laboratorios del Reino Unido. A partir de 1998, Save the Shamrock Monkeys (SSM) organizó una serie de protestas, concentraciones nocturnas y grandes manifestaciones nacionales. A pesar de una facturación anual de 3 millones de libras esterlinas, la instalación duró menos de 16 meses bajo presión. Karl se unió a la campaña desde el principio, participando en acciones directas en todo el Reino Unido y presionando al personal de todos los niveles de HLS. SHAC se convirtió en una de las campañas por los derechos de los animales más mediáticas y vigiladas por la policía en la historia británica. A pesar de la intensa represión estatal, que incluyó vigilancia, redadas y largas penas de prisión para los organizadores, la campaña logró aislar a HLS de los bancos, las aseguradoras y muchos socios corporativos. Karl se mantuvo activo durante los años de mayor auge de SHAC, apoyando acciones que sacaban a la luz la crueldad dentro de los laboratorios y desafiaban a las empresas que los financiaban.

Mientras vivía en Surrey, Karl y su familia desempeñaron un papel fundamental en la Campaña contra la Caza de Surrey, un esfuerzo específico para cerrar Old Surrey, Burstow y West Kent Hunt. Lanzada a raíz de un incidente casi mortal en 2000 en el que el saboteador Steve Christmas fue atropellado y gravemente herido por un vehículo de caza, la campaña aplicó las mismas tácticas inflexibles que se habían utilizado con éxito contra los proveedores de experimentación con animales. Durante varios años, Karl ayudó a organizar una presión sostenida sobre la caza y sus partidarios, combinando sabotajes regulares con actividades de divulgación pública, recopilación de información y acciones específicas. Fue una de las primeras campañas en el Reino Unido que trató la caza del zorro como un objetivo principal en lugar de como un adversario semanal, y ayudó a establecer un nuevo modelo de activismo contra la caza.

Karl también apoyó la campaña SPEAK (inicialmente lanzada como SPEAC, Stop Primate Experiments at Cambridge) entre 2002 y 2007. La campaña, dirigida por su amigo Mel Broughton, presionó con éxito a la Universidad de Cambridge para que abandonara sus planes de construir un nuevo laboratorio de experimentación con primates, alegando riesgos financieros. Tras esa victoria, la campaña centró su atención en la Universidad de Oxford, donde se estaba construyendo un nuevo centro de investigación con animales. Durante los tres años siguientes, SPEAK retrasó el proyecto mediante protestas y acciones continuadas.

Karl en el campo durante una investigación encubierta.

Tras los éxitos anteriores en la acción directa, Karl pasó la última década de su vida centrado en investigaciones encubiertas, sin dejar de participar en acciones directas hasta 2020. En 2014, fundó el Hunt Investigation Team (HIT)(Equipo de Investigación sobre Caza), un colectivo de base dedicado a denunciar la crueldad y la ilegalidad de las cacerías mediante la vigilancia encubierta y la recopilación de pruebas. El HIT se ganó rápidamente una reputación por su profesionalidad y su impacto. Ese mismo año, durante la matanza de tejones, Karl fue arrestado por allanamiento agravado mientras saboteaba. A pesar de centrarse cada vez más en el trabajo de investigación, siguió comprometido con la acción de primera línea.

Como fundador de HIT, supervisó algunas de las denuncias más impactantes del movimiento británico por los derechos de los animales. En 2016, las imágenes de HIT dieron lugar a una investigación oficial sobre la South Herefordshire Hunt después de que salieran a la luz pruebas de que se lanzaba a los cachorros de zorro a los sabuesos en el patio de una perrera. Como resultado de la investigación de HIT, South Herefordshire Hunt se disolvió por completo. Al año siguiente, HIT denunció la caza ilegal y la persecución de la fauna silvestre en la finca de caza de urogallos Moscar, revelando el uso de trampas y cepos dirigidos a especies protegidas.

En 2018, el equipo reveló que la Royal Society for the Protection of Birds (Real Sociedad Protectora de Pájaros) había contratado a un conocido entusiasta de los deportes sangrientos para matar animales salvajes en terrenos protegidos, lo que provocó una reacción tan fuerte que la organización se vio obligada a rescindir el contrato. Ese mismo año, capturaron imágenes de un tejón atrapado en una trampa ilegal colocada por un maestro de caza y filmaron a otro tejón muriendo lentamente durante la matanza de Cumbria, lo que suscitó serias preocupaciones sobre la crueldad de la gestión de la fauna silvestre sancionada por el Gobierno.

Karl también enfocó su lente hacia las industrias cárnica y peletera. En 2019, las imágenes que Karl obtuvo de un matadero galés, en las que se mostraba un inquietante maltrato a los animales, desencadenaron una investigación criminal. En 2020, volvieron a Moscar y también grabaron en el interior del matadero de patos de Gressingham Foods, donde sacaron a la luz el trato brutal que reciben los animales. Ese año, descubrieron las actividades de un trampero solitario en el sur de Gales que atrapaba, mataba y desollaba zorros para vender sus pieles, lo que ofreció una visión poco habitual de la conexión del Reino Unido con el comercio mundial de pieles.

En 2021 y 2022, Karl y HIT llevaron a cabo una serie de investigaciones de gran repercusión que acapararon los titulares nacionales. Filmó cómo mataban a tiros a perros de caza en las perreras de Beaufort Hunt y denunció los abusos habituales en granjas que abastecen a los sectores ecológico y lácteo. Una de las investigaciones más delicadas desde el punto de vista político se produjo en 2022, cuando HIT reveló delitos contra la fauna silvestre en la finca de William van Cutsem, un amigo íntimo del príncipe Guillermo. La denuncia provocó una redada policial y una amplia cobertura mediática. Las imágenes que Karl ayudó a obtener también contribuyeron al éxito de los procesos judiciales contra cazadores de zorros iniciados por la Liga contra los Deportes Crueles.

En los últimos meses de su vida, Karl había comenzado a trabajar a tiempo completo como investigador para la Liga contra los Deportes Crueles, continuando con su misión de toda la vida de denunciar la crueldad hacia los animales. En su último día, rescató gallinas de una granja supuestamente libre de corral antes de salir a correr.

Durante toda su vida adulta, Karl fue el hombre tenaz, motivado y obsesivo que todos conocíamos. Nada podía apartarlo del camino que había elegido. Tenía una mente sin igual, capaz de pensar de forma innovadora y de inspirar amor, devoción, lealtad y compromiso en quienes se ofrecían voluntarios para ayudarlo. Siempre estuvo comprometido con la idea de su propia seguridad personal, consciente de que muchos de sus colegas habían sido derribados por el Estado y encarcelados. Francamente, él era el que el Estado no había podido atrapar. Era el callado, el pensador, el planificador, que rehuía los focos y se mantenía centrado en lo que realmente importaba. Sin embargo, se adhería a la tradición republicana irlandesa de estar siempre ahí para las familias y los hijos de los y las compañeras que habían sido encarcelados. Karl era el mejor de los hombres, el mejor de los colegas y el mejor de los activistas. Todos los que lo conocieron lo echarán mucho de menos.

Karl deja una hija y dos nietas.


La fotografía que encabeza este homenaje muestra a Karl con su querida hija, de vacaciones en Gardenstown (Escocia) vistiendo un jersey de lxs Saboteadorxs de Caza.

Otras declaraciones en su memoria