Justo afuera de la Unión Europea, Serbia es el último país con COVID-19 en experimentar una revuelta disputando la legitimidad y el control de las autoridades reinantes. En esta revuelta, como al comienzo del movimiento en Francia Gilets Jaunes, manifestantes de distintas persuasiones, desde fascistas y fanáticos del fútbol (barras bravas) a liberales, izquierdistas, y anarquistas, compiten en una lucha para determinar la forma que tomarán futuros movimientos. En el siguiente recuento, anarquistas de Belgrado describen la semana de confrontaciones en la capital, analizando qué está en juego al momento de prevenir a fascistas de dominar los choques con las autoridades y liberales de deslegitimar estos choques como “violentos” o intrínsecamente fascistas.
Mientras que imágenes de disturbios y violencia policial en Serbia circulaban por el mundo, muchxs de nosotrxs aquí en Serbia recibimos mensajes de nuestxs compañerxs preguntándonos sobre la naturaleza de los disturbios, especialmente considerando lo confusas y muchas veces contradictorias que han sido las imágenes y las narrativas. Algunxs de nosotrxs quienes hemos estado en las calles cada noche desde que las protestas comenzaron en Belgrado quisiéramos compartir nuestras observaciones y análisis. Sólo hablaremos de Belgrado, ya que la situación en Novi Sad y otras ciudades ha sido distinta.
Aunque los recientes disturbios fueron desencadenados por una decisión del gobierno de reintroducir un toque de queda y otras medidas restrictivas luego de un resurgimiento de casos de COVID-19, las verdaderas razones se encuentran en un previo descontento con el cada vez más represivo régimen de Aleksandar Vučić y el Partido Progresista de Serbia. Al comienzo de la pandemia, el régimen desfiló a un doctor charlatán por conferencias de prensa, quien literalmente se reía del virus, declarando que era “el virus más chistoso del mundo” y haciendo comentarios sexistas sobre como las mujeres deberían tomar la pandemia como una oportunidad para ir de compras a Italia. A medida que el virus avanzaba, el gobierno rápidamente cambio su postura y Serbia implementó algunas de las medidas más estrictas en Europa. Vučić y el Primer Ministro Brnabić negaron haber desestimado el virus y pusieron la culpa en los hombros de la gente común y corriente, otorgándole así un carácter punitivo a las medidas. Para el comienzo de mayo, apenas los números bajaron, rápidamente el gobierno abandonó la mayoría de las medidas preventivas y permitió que la vida volviera a la normalidad. Dentro del transcurso de una semana, los residentes de Serbia fueron de ser instruidos a no salir de sus departamentos a escuchar que podíamos salir libremente a bares.
Este fin del confinamiento ocurrió justo antes de las elecciones parlamentarias planeadas para junio, las cuales estaban siendo boicoteadas por la oposición incluso antes de la pandemia. El gobierno manipuló las cifras de muertos y de infecciones hasta el momento de las elecciones. El partido en el poder ganó fácilmente, casi sin oposición. Después de las elecciones, lo nefasto de la situación rápidamente se volvió aparente. La desmoronada infraestructura de salud pública de Serbia, en ruinas desde hace décadas por descuido, estaba sobrepasada. En ciudades gravemente afectadas como Novi Pazar, trabajadores de la salud reportaron verse obligados a tratar a pacientes COVID-19 en pasillos de hospitales como consecuencia de una falta de espacio y recursos. El Presidente Vučić y el Prime Minister Brnabić dieron una conferencia de prensa donde básicamente culpaban a los profesionales médicos, declarando que los hospitales serbios se encontraban tan aptos para lidiar con la pandemia como los hospitales en los países mas ricos de Europa occidental.
Protestas Espontáneas: Cronología y Composición
El preludio de las masivas protestas espontáneas ocurrió la noche del 2 de julio, unos días antes del anuncio del Presidente Vučić que desencadenaría la revuelta. En respuesta a la declaración de un aumento en las medidas de control, incluyendo el desalojo de estudiantes de sus dormitorios, muchos estudiantes marcharon desde sus dormitorios en diferentes partes de Belgrado hacia el Parlamento en el centro de la ciudad.
Los estudiantes tenían varias razones para estar enojados. Solo hace muy poco habían retornado a sus dormitorios luego de que las universidades abrieran nuevamente, solo para darse cuenta de que les habían mentido y de que corrían el riesgo de ser enviados a sus casas y potencialmente poner en peligro a sus familias. Esta es una preocupación muy grande en un país donde las personas viven en hogares multigeneracionales, especialmente para estudiantes de pueblos mas pequeños y zonas rurales que están incluso menos equipadas para lidiar con un influjo de nuevos casos.
Estas protestas ocurrieron sin ninguna intervención mayor por parte del estado. Sin embargo, mientras comenzaron a llegar mas personas, se junto también un contingente de manifestantes derechistas, lo que llevó a un altercado cuando algunos de los estudiantes confrontaron a los derechistas y les pidieron que quitaran su lienzo nacionalista. Después de la protesta, estos activistas fueron víctimas de doxing y amenazas de muerte por parte de cyber trolls de derecha.
Julio 7
Horas después de que el Presidente Vučić anunciara las nuevas medidas, incluyendo un toque queda para el fin de semana, manifestantes comenzaron a reunirse en frente del edificio del parlamento. La mayoría de nosotros escuchamos sobre esto de boca en boca; otros lo vieron en internet. Para cuando yo llegué, mas de mil personas se encontraban reunidas. La multitud incluía mucha gente regular, miembros de diferentes grupos y partidos de izquierda y liberales, y una vanguardia de derechistas al frente, los más cercanos al parlamento. Los derechistas son identificables principalmente por sus banderas y cantos, comúnmente escuchados en los partidos de fútbol y otros lugares de encuentro de derecha. A eso de las 10 pm, manifestantes ya habían ocupado las escaleras de entrada al parlamento y habían comenzado a lanzar bengalas y fuegos artificiales al edificio; eventualmente, algunos manifestantes lograron entrar al edificio.
Muchas personas seguían llegando cuando la policía comenzó a utilizar gas lacrimógeno. La policía respondió con mano dura; tiraron gas lacrimógeno a transeúntes, departamentos y personas atrapadas en el tráfico de manera arbitraria. Los conflictos continuaron por horas, apagándose a eso de las 3 am.
Aunque mucha gente participó de los choques con la policía, los principales participantes vinieron de los rangos derechistas. Imágenes de la violencia policial rápidamente circularon por redes sociales y television en vivo, notablemente incluyendo un video de una persona en TV en vivo declarando que esto lo hacía por su padre quien había muerto al no haber suficientes respiradores disponibles en el hospital, y un video mostrando a la policía brutalmente golpeando a unos chicos sentados en una banca en un parque.
Julio 8
Indignados por la violencia policial de la noche anterior, miles de personas llegaron hasta el edificio del parlamento la siguiente noche. Esta vez, la policía había aumentado su presencia significativamente en la ciudad, trayendo a policías especiales para disturbios y Gendarmería desde otras ciudades. Los choques comenzaron temprano; previsiblemente, la represión policial fue más fuerte. Utilizaron gas lacrimógeno a lo largo del centro de la ciudad, incluso llegando a uno de los pabellones de maternidad de la ciudad.
Durante el transcurso de varias horas, la policía continuó empujando de manera violente a los manifestantes del centro hacia los barrios aledaños. Al final de la noche, no había casi ninguna calle en el area alrededor del centro que no estuviera bloqueada por algún tipo de barricada, generalmente contenedores de basura.
Aunque nuevamente, la derecha extrema se encontraba al frente de los choques, esta vez se sentía una atmósfera de revuelta generalizada. Esta noche, muchos de nosotros nos encontramos con conocidos que no tienen nada que ver con la derecha chocando con la policía, participando de destrucción de propiedad.
July 9
El tercer día consecutivo de protestas se caracterizó principalmente por lo que se puede entender como una reacción liberal a la violencia de los días anteriores. Esta vez, el principal llamado a protestar era para una protesta pacífica de sentada enfrente del parlamento. La idea promovida por los organizadores y apoyada por varios movimientos politicos y partidos era de que el sentarse demostraría que la mayoría de los manifestantes eran pacíficos y no querían provocar violencia.
Una vez más, la protesta fue altamente atendida, pero no era muy claro para la gente presente qué se quería conseguir mas allá de sentarse y denunciar la “violencia”. Algunos de nosotros escuchamos comentarios de distintas personas que estaban molestas de que les repitieran que debían sentarse una y otra vez de manera condescendiente.
Irónicamente, algunos de los manifestantes acariciaron a los caballos de la policía y abrazaron a los mismos policías que las dos noches previas habían brutalmente golpeado a personas. Mientras que los manifestantes lograron forzar a los derechistas hacia la periferia de la manifestación, la mayoría de las personas sentadas ahi eventualmente se fueron, ya que no tenían un acuerdo sobre algo concreto como ocupar la plaza central, por ejemplo. Mas tarde, algunos de los derechistas volvieron y cantaron el himno nacional, comenzaron a bailar bailes folclóricos y, eventualmente, se fueron a sus casas.
Julio 10
Dada la inefectividad de las protestas de las noches anteriores, no era claro qué ocurriría la noche del viernes. Por primera vez, un bloque de izquierda se hizo visible, constituido de unos cuantos grupos de izquierda con lienzos, mayormente relacionados con el sistema de salud y con la brutalidad policial.
Una vez más, los elementos más beligerantes al frente eran dominados por los grupos de extrema derecha. Sin embargo, esta vez, prevalecían los cantos que no eran explícitamente derechistas. En general, los ánimos parecían favorecer a la confrontación; cuando la gente comenzó a lanzar bengalas y fuegos artificiales hacia el parlamento, había una mezcla de “buus” y celebración, pero en general parecía que la gente estaba a favor. Manifestantes quebraron la linea policial que defendía el parlamento para llegar a las escaleras del mismo, donde la confrontación eventualmente termino en gas lacrimógeno y golpizas por parte de la policía. La policía realizó algunos arrestos y eventualmente dispersaron a la multitud.
Julio 11
Un grupo de derecha centrado alrededor de un cura sin túnica a quien le gusta moverse en el mundo de las teorías conspirativas trajo un podio con un sistema de sonido. Mientras que el cura divagaba frente de sus seguidores, mucha gente simplemente se marchó de la protesta. Mientras que nos retirábamos, uno de nosotros escuchó a alguien decir “vamos, ataquemos el parlamento.”
Mas tarde esa misma noche, policías anti disturbios y policías encubiertos atacaron brutalmente y arrestaron a varias personas que aún se encontraban en el lugar, quienes no estaban asociadas con los antes mencionados derechistas.
Algunos Pensamientos Sobre la Violencia
Desde el comienzo, la narrativa del estado así como de grupos políticos de todas las gamas estuvo dominada por denuncias hacia la “violencia” perpetrada por fascistas en las calles lo que llevó a desacreditar el mensaje de la mayoría de los manifestantes. ¿Pero qué quieren la mayoría de lo manifestantes? El mal manejo de la respuesta al COVID-19 es sólo un síntoma de algo mucho más grande y la composición de las protestas refleja una muestra representativa del sector opositor al régimen de Aleksandar Vučić.
La derecha estaba ahi porque, para ellos, Vučić ha traicionado sus raíces de extrema derecha y ha “vendido” Kosovo, convirtiéndose en una marioneta de la Unión Europea/George Soros/OTAN/inmigrantes/repitlianos o cual sea la nueva teoría de conspiración del mes. Para las personas no familiarizadas con los Balcanes, Aleksandar Vučić pasó la mayoría de su carrera política en el partido de extrema derecha Partido Radical de Serbia. Durante la disolución de Yugoslavia, era una de los movimientos políticos más virulentos y genocidas de la época, cargando la responsabilidad de miles de muertes. Después, Vučić se reinventó como un político “moderno y pro-UE.” Por otro lado, la oposición liberal al régimen de Vučić, en todas las formas que llega a tener, está ampliamente desacreditado por implementar reformas neoliberales que permitieron que Vučić llegara al poder en primer lugar.
Obviamente, como anarquistas y anti-autoritarixs, rechazamos todas las opciones anteriores. Ahora parece que un buen número de manifestantes en las calles piensan lo mismo. En el primer y segundo día, varios políticos que quisieron capitalizar con la rabia de la gente fueron correteados o atacados. Esto incluyó a un político de extrema derecha y varios otros líderes de la oposición. Similarmente, desde nuestra perspectiva, atacar los símbolos de poder y el capital no es violencia. La policía existe solo para proteger instituciones; resistírseles no puede ser intrínsecamente malo. Rechazamos cualquier política que busque describir el atacar estas estructuras como algo intrínsecamente ilegítimo o fascista. En el caso de los disturbios más recientes, era la extrema derecha la que se encontraba más preparada para atacar. Nunca compartiremos sus metas u objetivos, ni tampoco debemos fetichizar sus acciones solo porque ahora están dispuestos y disponibles para confrontar a las estructuras del poder para sus propios fines.
Se ha hablado mucho much talk sobre el estado utilizando a fascistas y las barras bravas para provocar violencia. Es sabido que en Serbia, la extrema derecha tiene conexiones serias con el estado, la policía y los servicios de inteligencia. Vučić los instrumentalizó fuertemente durante su ascenso al poder y durante los años 90. ¿Existían agitadores en las multitudes para instigar a la violencia policial? Probablemente. Durante los últimos días, hemos escuchado de numerosos ejemplos de algunos de los grupos de extrema derecha más prominentes (como Leviatán) cooperando con la policía e incluso deteniendo y golpeando a personas en su nombre. Más razón aún para luchar contra ellos - no son más que otra rama del gobierno.
Si los últimos días nos han enseñado algo, es que no debemos permitir que los fascistas se apropien de la acción directa. En revueltas recientes desde Chile hasta los EEUU, hemos visto que confrontar al estado directamente puede lograr mucho, y hemos visto cuanto puede perder un movimiento al permitir que la política de respetabilidad liberal domine el movimiento. Sabemos que la mayoría de lxs anarquistas, anti-autoritarixs, y radicales se quedaron en casa cuando vieron quienes atendían a las manifestaciones. También sabemos sobre amigxs y compañerxs que fueron a manifestarse, y activamente agitaron y se confrontaron con personas a pesar del riesgo que esto significaba para ellxs.
La extrema derecha en Belgrado tiene muchas conexiones con el estado y el capital. Muchos fascistas trabajan como seguridad privada o son dueños de bares u otros negocios. Esto ha creado una situación desfavorable para que muchas personas salgan a manifestarse con fuerza. Pero hemos visto que existe un apetito por la confrontación y que lo que necesitamos es crear un espacio en donde poder prepararnos para mas acción.
Implicaciones para la Región
Desde un comienzo, llegaron muchos mensajes de solidaridad desde diferentes rincones de la ex-Yugoslavia. A pesar de las considerables diferencias, esta ha sido la primera revuelta masiva en la región desde la revuelta del 2014 en Bosnia y Hercegovina. Y con las protestas en Eslovenia aún activas, solo podemos esperar poder extender la revuelta por los Balcanes.
El aparente consenso entre los liberales y los derechistas de que la violencia y la acción directa son solamente del dominio de los fascistas es el peor aspecto de los recientes eventos en Belgrado. Esto es especialmente peligroso si consideramos que el estado proclama inevitablemente como violenta a cualquier acción genuina que le amenace, sin importar que tan violenta en realidad sea esta acción, y mientras más se acepte este discurso, más le es posible al estado utilizar violencia contra quienes estima “violentxs.” Esto fue obvio cuando Vučić proclamó como “terrorismo puro” a un intento fallido de bloquear una ruta por parte de manifestantes pacíficos.
Además de las formas en que cualquier acto de desobediencia y rechazo a la autoridad del estado puede ser liberatorio, otro aspecto positivo de estos eventos ha sido que la mayoría de lxs manifestantes respondieron con repugnancia a los cantos machistas y patrióticos de los fascistas. Esto fue algo que muchos manifestantes nunca antes habían tenido que confrontar directamente.
Al mismo tiempo, sería un desastre para nosotrxs si este asco se comience a conectar con cualquier acción “violenta” o cualquier acción directa como tal. Es claro que esta es la meta tanto del partido al poder, como de la oposición. Los miembros del régimen no pudieron si quiera esconder su alegría al ver que las protestas se volvieron inofensivas. Asimismo, al final, se le permitió a la oposición atender a las protestas. Cuando ambas facciones del estado - quienes actualmente tienen el monopolio de la violencia y quienes aspiran a tenerlo - hablan de lo malo de la violencia, lo que de verdad temen es perder la habilidad de controlarnos.
Esto se hace evidente en los intentos por parte de la oposición de establecer control de las protestas apenas se les permitió atender. Inmediatamente comenzaron a decirle a la gente qué ropa llevar (solo color blanco, por ejemplo) y dictando si las personas podían pararse o no.
No debemos dejar que nos engañen. Debemos:
- No permitir que liberales y autoritarios equiparen la acción directa y la destrucción de la propiedad con el fascismo.
- Darnos cuenta de que quienes hablan en contra de la “violencia” solo quieren controlarnos - la pregunta sobre la autonomía, de volverse ingobernable, es lo que realmente les atemoriza, no la violencia en si.
- Luchar contra el fascismo Siempre.
Concluyamos con las palabras que Marianne Ivšić unx poeta surrealista de Belgrado que participó de la revuelta en París en Mayo de 1968, escribió en un afiche en su momento anónimo:
“En este momento, sólo la poesía de la calle avanza. El programa mínimo es el de la destrucción: es un acto político por excelencia. En él no hay control, no hay reglas. La revolución sólo puede ser una de la vida cotidiana, si queremos luchar contra la fascinación del poder… El camino para desarraigar al fascismo y la muerte De Dios nos lleva por el CAOS.”
¡Por nuestro encuentro! ¡Autonomía y solidaridad!